Los investigadores han descubierto que las alteraciones en la microbiota intestinal pueden relacionarse con el daño cerebral de las enfermedades neurodegenerativas.
Una investigación con ratones ha demostrado que la alteración del microbioma intestinal cambia el comportamiento de las células inmunitarias en el cerebro. Los investigadores creen que podría ser posible un tratamiento del microbioma para prevenir o tratar el alzhéimer y otras enfermedades neurodegenerativas. El trabajo científico es una prueba más de la importancia que puede tener el llamado eje intestino-cerebro en todo tipo de problemas de salud.
Cada vez existen más pruebas de que las personas con alzhéimer tienen un microbioma intestinal con características especiales, pero por ahora los científicos no saben si las diferencias en el microbioma son una causa o un resultado de la enfermedad.
El estudio, dirigido por investigadores de la Universidad de Washington en St. Louis (Estados Unidos) y publicado en la revista Science, descubrió que al modificar las bacterias intestinales de ratones de laboratorio también se alteraba el curso de la neurodegeneración. Los ratones utilizados en el estudio eran portadores de la variante del gen APOE que predispone a la enfermedad al generar una proteína denominada tau.
LAS PERSONAS CON ALZHÉIMER TIENEN MENOS DIVERSIDAD DE BACTERIAS
El microbioma de una persona cambia a lo largo de su vida, influenciado por la dieta y otros factores ambientales y de estilo de vida. Las investigaciones han demostrado que el microbioma de las personas con alzhéimer tienen una diversidad microbiana mucho menor que las personas sanas con edad similar, lo que sugiere que puede haber un vínculo.
Según estos estudios, la microbiota alterada (disbiosis) puede aumentar la permeabilidad del intestino y de la barrera hematoencefálica o alterar las respuestas inmunitarias e inflamatorias e interferir con la eliminación de beta-amiloide, que se acumula en el cerebro.
Por otra parte, la investigación de la Universidad de Washington en St. Louis ha ratificado algo que ya conocían los investigadores: que los cerebros masculino y femenino responden de manera diferente a nivel inmunitario ante los mismos estímulos. En el estudio, al manipular la microbiota intestinal, los ratones macho mostraron menos daño en el cerebro.
¿CÓMO INFLUYEN LAS BACTERIAS INTESTINALES SOBRE EL CEREBRO?
Los investigadores relacionan la producción de ácidos grasos de cadena corta por las bacterias intestinales con neurodegeneración.
Estos ácidos grasos estaban ausentes en ratones sin microbioma y en niveles muy bajos en los que habían recibido antibióticos. Los investigadores sugieren que estos ácidos grasos activaban las células inmunitarias que dañaban el tejido cerebral.
Para probar esto, alimentaron con estos tres ácidos grasos a ratones de mediana edad sin microbioma. Sus células inmunitarias cerebrales se volvieron más activas y, posteriormente, sus cerebros mostraron más signos de daño ligado a tau.
ALZHEIMER: UN POSIBLE TRATAMIENTO PARA LA ENFERMEDAD DE
Los hallazgos ofrecen información sobre cómo el microbioma podría influir en la neurodegeneración mediada por tau en humanos. Los investigadores sugieren que modificar el microbioma intestinal con antibióticos, probióticos, dietas especializadas u otros medios podría ser un nuevo enfoque para prevenir y tratar enfermedades neurodegenerativas en las personas.
Sin embargo, los hallazgos deben tratarse con precaución ya que los modelos de ratón no pueden replicar exactamente la enfermedad en humanos. Pero los investigadores creen que este estudio abre vías para futuras investigaciones.
¿CÓMO SE PUEDE MEJORAR LA MICROBIOTA INTESTINAL?
La mayoría de estudios indica que la salud de la microbiota se puede favorecer con una alimentación con abundante fibra vegetal, como la que se encuentran en las hortalizas, las frutas, las legumbres, los frutos secos, las semillas y los cereales integrales.
Además, puede ayudar la ingesta de probióticos (alimentos con bacterias vivas) como el yogur, el kéfir, la kombucha, la chucrut o el kimchi.
Por otra parte, conviene evitar el consumo innecesario de medicamentos antibióticos (cuando no hay una infección bacteriana probada).
FUENTE: CUERPO MENTE
